Debe estar preparado para luchar contra las dificultades de aprender una nueva cultura y, al mismo tiempo, mantener intactas su propia personalidad y dignidad. Milovan Djilas, escritor yugoslavo, lo expresó así: “Un hombre puede abandonarlo todo —hogar, región, país—, pero no puede abandonarse a sí mismo”. Alcanzar ese equilibrio no es una empresa fácil.
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