jueves, 2 de agosto de 2012

Vuelos Con Motor




EL HOMBRE ha soñado durante siglos con volar; sin embargo, no cuenta con la musculatura suficiente para elevar su peso en el aire. En 1781, James Watt inventó una máquina de vapor que movía un cigüeñal, y en 1876, Nikolaus Otto fue un paso más allá y construyó un motor de combustión interna. Ahora existía un motor apto para propulsar una máquina voladora. Pero ¿quién la inventaría?


Los hermanos Wilbur y Orville Wright habían deseado volar desde que en su infancia aprendieron a volar cometas. Con el tiempo empezaron a fabricar bicicletas, lo que les proporcionó conocimientos técnicos que les servirían más adelante. Los hermanos Wright comprendieron que el mayor reto de la aviación sería fabricar un aparato maniobrable, pues un aeroplano que no puede controlarse en el aire es tan inútil como una bicicleta que no puede dirigirse. Wilbur observó el vuelo de las palomas y notó que se ladeaban al girar, de la misma manera que los ciclistas. Llegó a la conclusión de que las aves giran y mantienen el equilibrio doblando los extremos de las alas, lo que le dio la idea de construir un ala abatible.

En 1900, Wilbur y Orville construyeron un planeador con alas abatibles. Primero lo hicieron volar como si fuera una cometa y luego lo pilotaron. Descubrieron que se precisaban tres mandos fundamentales para controlar el cabeceo, el balanceo y la inclinación. Descontentos con la sustentación que proporcionaban las alas, idearon un túnel de viento que les permitió probar con centenares de alas hasta dar con la forma, el tamaño y el ángulo idóneos. En 1902 lograron maniobrar con maestría un nuevo artefacto en el aire. ¿Serían ahora capaces de acoplarle un motor?

Tuvieron que fabricarlo en su propio taller. Con la experiencia adquirida en el túnel de viento, resolvieron los complejos problemas del diseño de la hélice. Finalmente, el 17 de diciembre de 1903, se puso en marcha el motor, giraron las hélices y el aeroplano se elevó en un viento gélido. “Hemos logrado el sueño que nos agitaba desde la infancia —dijo Orville—. ¡Hemos aprendido a volar!” Los hermanos Wright cobraron fama mundial

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