martes, 17 de julio de 2012

Las lecciones de música y la memoria

Investigaciones recientes revelan que los “niños con educación musical desarrollan mucho mejor su memoria y su vocabulario que los demás”, señala el diario canadiense The Globe and Mail. La doctora Agnes Chan, de la Universidad China de Hong Kong, dice que estudiar música estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, lo cual mejora el funcionamiento de todo el cerebro y le permite realizar mejor otras tareas, como las relacionadas con la expresión verbal. En las pruebas de memoria verbal y visual realizadas a 90 estudiantes de 6 a 15 años de edad, aquellos que tenían conocimientos musicales recordaban muchas más palabras que los otros, y cuanto más tiempo llevaban estudiando música, mejor era su expresión verbal. “Es como darle entrenamiento cruzado al cerebro”, apunta la doctora Chan. Ella cree que quienes estudien música “aprenderán más en la escuela”.

Forgetting How to Play

A fifth of the parents in Britain claim to have forgotten “how to play with their children,” according to a recent survey. One third confess that they find play boring, while others lack time or ideas. Regarding this finding, Professor Tanya Byron, a clinical psychologist, says: “There are four key ingredients to a successful playtime between parents and children: education, inspiration, integration and communication.” Although 1 in 3 parents chose to play computer games with their children, the vast majority of youngsters prefer playing these alone. Among the activities that most 5- to 15-year-olds want to share with their parents are outdoor games and board games.

Languages New to Science

Linguists analyzing the little-known languages of Aka and Miji—spoken in India’s northeastern state Arunachal Pradesh, bordering Bhutan and China—detected a third local tongue, which is known as Koro. “This is a language that had been undocumented, completely unrecognized, and unrecorded,” said researcher Gregory Anderson, director of the Living Tongues Institute for Endangered Languages. Koro had eluded detection because it is spoken by only about 800 people in an area to which travel is restricted. During 2009, 24 languages were identified in an area of China where just one had previously been reported.

No saben cómo jugar

Según una encuesta reciente, una quinta parte de los padres de Gran Bretaña no sabe “cómo jugar con sus hijos”, un tercio admite que le resulta aburrido y otros dicen que no tienen tiempo o que no se les ocurren ideas. La profesora y psicóloga clínica Tanya Byron afirma: “Hay cuatro ingredientes clave para que el tiempo de juego entre padres e hijos sea productivo: educación, inspiración, integración y comunicación”. Aunque 1 de cada 3 padres opta por jugar juegos de computadora con sus hijos, esto es algo que la inmensa mayoría de los jóvenes prefieren hacer solos. Entre las actividades que los niños de 5 a 15 años de edad quieren realizar con sus padres están los juegos al aire libre y los juegos de mesa.

Idiomas nuevos para la ciencia

Un grupo de lingüistas se encontraba en el estado indio de Arunachal Pradesh (en la frontera nororiental con Bután y China) investigando dos idiomas poco conocidos, el aka y el miji, cuando descubrieron un tercero, llamado koro. “Se trata de una lengua que nunca antes se había identificado ni documentado”, señala el investigador Gregory Anderson, director del Living Tongues Institute for Endangered Languages (instituto dedicado al estudio y fomento de idiomas en peligro de extinción). El koro había escapado hasta ahora a los ojos de la ciencia debido a que únicamente lo hablan 800 personas en una región de acceso restringido. En China se identificaron veinticuatro idiomas en 2009 en una zona donde antes solo se había documentado uno.

lunes, 16 de julio de 2012

¿Qué es la inteligencia artificial?

Razonar, entender, descubrir el significado, encararse a circunstancias desconocidas y tomar decisiones; por lo general, asociamos estas cosas con la mente humana. La inteligencia consiste en la facultad de realizar estas y muchas otras funciones. Desde el siglo XVII, los científicos han estado soñando con una “máquina capaz de pensar” que pudiese resolver problemas matemáticos y lógicos. No obstante, no fue sino hasta la llegada del ordenador electrónico, a mediados de los años cincuenta de este siglo, que aquel sueño empezó a tomar cuerpo.
Casi todos estamos familiarizados con la capacidad que tienen los ordenadores de almacenar, recuperar y procesar una enorme cantidad de información a gran velocidad. Debido a esto, se emplean ordenadores para llevar contabilidades; manejar ficheros, catálogos, índices, y así por el estilo. En todas estas operaciones, se introducen los datos en la memoria del ordenador y se le suministra una serie de instrucciones, un programa, sobre lo que debe hacer con los datos. Por ejemplo: un ordenador utilizado para llevar una contabilidad podría estar programado para procesar toda la información y al final de mes hacer las facturas y los estados de cuentas.
Por supuesto, se requiere cierto tipo de inteligencia para hacer esa clase de trabajo. Pero, fundamentalmente, lo único que hacen estos es seguir una secuencia de pasos predeterminada que operadores humanos han especificado, hasta que el trabajo se realiza. Si algo falta o sale mal durante el proceso, la máquina se detiene y espera hasta que el operador le dé más instrucciones. Se puede decir que estas máquinas son eficientes, pero no inteligentes. Sin embargo, los ordenadores con inteligencia artificial son un caso aparte.
Básicamente, la inteligencia artificial es un conjunto de instrucciones, o programas, que intenta capacitar a un ordenador para resolver problemas por sí mismo, al igual que hace el hombre. Uno de los sistemas consiste en que, en lugar de seguir paso a paso un procedimiento prefijado que lleve a la solución, el ordenador aborde el problema por el método de tanteos. Analiza cada tanteo y lo emplea como base para determinar el siguiente.

“Lenguaje ambiguo”

“En este mundo no hay nada seguro salvo la muerte y los impuestos”, escribió el político norteamericano Benjamín Franklin en 1789. Según el profesor de lengua inglesa William Lutz, actualmente quizás hubiese escrito: “No hay nada seguro salvo el resultado negativo del cuidado de un paciente y el incremento de las rentas públicas”. El problema es el “lenguaje ambiguo”, es decir, “el lenguaje impreciso y engañoso, incluyendo la jerga burocrática”, comenta la publicación Parade Magazine. Parece que algunos funcionarios gubernamentales, debido a su esfuerzo por ocultar u oscurecer información, han llegado a dominar este lenguaje. En lugar de decir que una persona miente, se habla de que “desorienta” u “oculta información”. Al lápiz se le ha llamado un “registrador manual portátil de comunicaciones”, y el orificio ocasionado por una bala ha sido calificado de “apertura inducida balísticamente en el entorno subcutáneo”. A los pobres se les llama “deficientes crematísticos”, y de alguien asustado se dice que está “filosóficamente desilusionado”. El habla ambigua también predomina en el campo de la medicina, donde la muerte se convierte en un “episodio terminal” y la negligencia en un “infortunio terapéutico”.