lunes, 16 de julio de 2012

El maíz, planta extraordinaria

Escuchemos a Harlin describiendo lo extraordinario que es el maíz.

“La planta me habla”
Para mí, el maíz es una combinación de arte y matemáticas puras. Desde las hojas hasta cada uno de los granos de la mazorca, todo está organizado con suma belleza y exactitud. Es más, conforme crece, la planta me habla, por así decirlo; sí, me dice si necesita agua o nutrientes. Con los bebés sucede que cuando quieren algo, lloran. Pues bien, el maíz y muchas otras plantas ‘piden’ lo que necesitan con señales visuales, como el color y la forma de sus hojas. El secreto está en comprender su idioma.
”Si les falta fosfato, por ejemplo, las hojas adoptan un tono rojizo. Otros síntomas pueden indicar carencia de magnesio, nitrógeno o potasio. El agricultor sabe distinguir a simple vista si su maíz tiene alguna enfermedad o si lo ha dañado algún producto químico.
”Como es costumbre, yo sembraba el maíz en primavera para que el calor del suelo hiciera germinar las semillas. Al cabo de cuatro o seis meses, las plantas ya estaban bien desarrolladas y alcanzaban los dos metros (seis pies) de altura.
”El crecimiento del maíz se divide en etapas, que se determinan según el número de hojas. Cuando llega a la etapa de las cinco hojas, se pone en marcha su capacidad química y ‘matemática’. En primer lugar, las raíces hacen un análisis completo del suelo. Los datos recogidos constituyen la base para un programa de desarrollo que determina el grosor óptimo de la espiga y el número de hileras de granos. Cuando la planta tiene entre doce y diecisiete hojas, otro análisis la ayuda a establecer el número adecuado de granos que crecerán a lo largo de la mazorca. En resumen, cada planta calcula de algún modo cómo sacar el máximo partido del terreno donde está. Otro aspecto que revela su asombroso diseño es lo intrincado de su reproducción.



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